Entrevista a Diego Cremonesi

Entrevista

Diego Cremonesi, el actor fetiche de las series argentinas

, diario Clarín.

Trabajó en “Nafta Súper”, “Un gallo para Esculapio”, “El marginal 2”, “El jardín de bronce”. Este lunes se despide de “Monzón”, compone al yerno de “El Tigre Verón” y el año que viene protagonizará “Entre hombres”, para HBO. Nació en La Plata, hace 42 años, y tardó en descubrir su vocación. Ahora que la encontró, todos lo quieren.

"Yo laburé 8 años en el Correo Argentino, desde los 19. Estuve en un sector que mis amigos y yo le pusimos El Pozo, éramos un montón de jóvenes desgraciados. Hacíamos trabajos para grandes clientes: era un centro de procesamiento postal, con tareas como cerrar sobres, doblar boletas... Cero creatividad. Eso, al menos, me permitió independizarme y aceptar mis tiempos en el camino de mi búsqueda personal. Cursé un año y medio de Sociología y después elegí una carrera que, como trabajador, pudiera llegar a terminarla y encontré en Comunicación una chance bastante amena para los que trabajamos. Además, cumplía con mis inquietudes”

-¿La terminaste?
-No, la dejé cuando descubrí que quería ser actor. Hice media carrera, más o menos. Luego me permití hacer unos cursos de teatro, que era una deuda que tenía, y ahí fui muy honesto conmigo, me di cuenta de que eso me movilizaba fuerte. En un sentido fue como un llamado del destino.
Vive en La Plata, donde nació, pero sabe que en algún momento su trabajo de actor lo instalará en Buenos Aires. Por ahora, va y viene por la autopista. Foto: Juan Manuel Foglia.
-¿Sos de los que dicen que de niño tenían al actor escondido?
-Si te dijera que a los 5 años sentí que quería ser actor te mentiría. A ver, esto estuvo siempre dando vuelta, porque era un pibe súper histriónico. Menos mal que soy actor, porque si no sería un ser insoportable. Demasiada energía en juego.
De paso por Buenos Aires -vive con su familia en La Plata-, a donde viene a grabar casi a diario, cuenta que “empecé en la actuación medio de grande, a los 25 años. Iba de taller en taller. Creo que las cosas las tenés que hacer en profundidad y éste es un oficio que no está academizado, pero depende de uno ir a fondo o no. Y yo, cuando voy, me mando con todo. Y estudié todo lo que pude mientras laburaba. Y cuando surgió una posibilidad me fui del Correo con una suspensión voluntaria. Durante un año cobré un bruto sin aporte, dejé de usar el auto, se lo di a mi hermana, volví a la bici y empecé a hacer pequeñas cositas.
-Ésas que no se olvidan...
-Jamás. Fui elenco estable de República de los Niños y al poco tiempo empecé con un café concert que se llamó Los Rimenver, un grupo cómico, una familia de músicos. Trabajamos más de 10 años en La Plata, donde fuimos como un fenómeno.
-¿Sos músico, también?
-No, soy medio un ladri. Toco la guitarra, pero no sé música. Era un actor que tocaba la viola, nos fue muy bien, metíamos 500 personas por semana, era una locura. Aquí nos probamos en el Paseo La Plaza, pero no anduvo..

-¿Y eso lo hiciste al mismo tiempo que lo del Correo?
-Sí y tenía sueños rarísimos que me hacían dejar todo. Era como un 'Andate de acá'. Así que un día día me fui con el retiro voluntario, pero no pude cobrar la guita en el momento. Igual, ya ganaba algo con el show.
-¿La familia apoyó esa decisión?
-No tan así, pero tampoco me boicoteó. La familia después acompañó. La verdad es que me fui muy chico de mi casa, la opinión de los demás no me determinaba mucho en ese momento. Creo que a mis viejos les asustaba que dejara una carrera universitaria y que me fuera de un laburo. Pero había que jugársela, si no, no me la iba a perdonar.

-¿Cuándo sentís que el camino se empezó a enderezar en esta dirección?
-Con los Rimenver sentía que podía vivir de la actuación y a la vez tenía la obsesión de formarme como actor más allá del grupo. Por eso me vine a Buenos Aires a estudiar con Ricardo Bartís, con Alejandro Catalán... Empecé a pensar mucho en el lenguaje audiovisual, a ver a los grandes actores, a tratar de entenderlos y, mientras no trabajaba, me filmaba yo, generaba cortos, ponía en marcha distintos proyectos. Y también filmé mucho cine de terror en La Plata. Era una plataforma de prueba espectacular. Todo vale para empezar. La dignidad está en la búsqueda. No tuve pretensión.

-¿Y por qué otros lugares buscaste?
-Animé cumpleaños, fiestas de 15. Me quedé con mi personaje, Paco Rimenver, y lo llevé a un lugar de estrella. Se cree lo más grande que hay y es un pobre chabón. Al día de hoy lo sigo haciendo. Y le tendré gratitud eterna, porque Paco me ha permitido parar la olla en casa durante 10 años.

-¿Y cómo se construyó este dominó de ficciones que te tuvo en “Un gallo para Esculapio”, en “El marginal 2”, te tiene en “Monzón”, en “El Tigre Verón”, te tendrá en Entre hombres”...?
-Y tuve una participación en El jardín de bronce. Mirá, Nafta Súper fue mi primera miniserie. Lo que pasó fue que en una época empecé a trabajar en un montón de cortos y eso abrió el juego de los contactos y la confianza. Yo le agradezco mucho al cine de género: mi primer premio fue en 2009, en el Buenos Aires Rojo Sangre, es un festival de cine de terror. Gané como mejor actor por Masacre esta noche. Siento que a partir de Kryptonita, la película de Nicanor Loreti a la que llegué después de actuar en varias cosas (estrenada en 2015), empecé a tener mucha convocatoria. Y una puerta abrió la otra, siempre laburándome todo, matándome en los castings.

El Cuis, el personaje que compuso Cremonesi, llegó a Spotify gracias a su hit (él lo cantaba) "Piñata".

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